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DICCIONARIO

La evolución continua de nuestra sociedad ha ido convirtiendo las formas, modos, maneras, enfin elementos de la vida cotidiana, en objetos obsoletos e inútiles. He pensado que también la palabra, y concretamente su concepto y significado, deberían adaptarse a esa evolución. Por ello me he permitido - con la anuencia de la Real Academia de la Lengua - actualizar el significado de alguna de ellas, más acorde, por tanto, con los tiempos que nos tocan vivir.

ADMINISTRACIÓN: Híbrido macabro con fines profilácticos y resultados mortales.

AYUNTAMIENTO: Conjunto de personas bajo el denominador común de inútiles, encargados de desestabilizar el orden ciudadano.

ALMA: Condición extraña de la persona humana que se ha visto privada del contacto con sus semejantes.

ANIMAL: Hombre o mujer que sigue y profesa las enseñanzas comunitarias.

AGRESIVIDAD: Estado natural del hombre que desaparece en época de pago de impuestos.

BORRACHO: Persona que emana sensatez. Estado que buscan las gentes de bien para poder digerir su pesadilla durante las horas de vigilia.

BUITRE: Persona desprendida y altruista. Redentor de vagabundos e indigentes que renuncia a su patrimonio en aras de obras de caridad. Muy abundadnte en la sociedad actual.


P.D. Seguiré con las definiciones por riguroso orden alfabético.


REFLEXION

Hace tiempo que me senté en el poyo de mi zaguán sin más objetivos que oir el latido de mi corazón e inhalar el humo de mi cigarro porque hace una eternidad que la vida no me oferta ninguna ilusión. ¿Habré perdido la capacidad de engañarme?

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Estoy harto de cruzarme con gentes a las que no se les oye pensar.

REBELDE CON CAUSA

Hace tiempo que me harté de las imposiciones sociales. Ese monstruo policéfalo, vigilante perpétuo de nuestra conducta, llegó a ordenarme
ya en mi infancia comer turrón en Navidad, tomar la uvas en fin de año, regar las comidas opíparas con Cava, hacer regalos en Reyes, enviar postales con mensajes de paz... Pero un día me negué. Como suena: me negué. Con la potestad que me dan los años le planté cara y le dije ¡basta! Ni turrones, ni uvas, ni Cavas, ni regalos. ¡Basta!
Yo elijo el día que quiero emborracharme y me atiborro de colesterol cuando se me antoja; por tanto, despido el año cenando un huevo frito como todas las noches y acostándome a las once y media como de costumbre. (Cuestión de dignidad)
¡Ah!, lo de feliz Navidad y Año Nuevo y todas esas frases hechas, va tambien en el lote. La buena gente siempre desea felicidad tanto el 24 de Diciembre como el 3 de Marzo o el 6 de Junio. Ya está bien de rendir pleitasía al Corte Inglés, ¡Coño!.

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A esas gentes de lecho acomodado y pensamiento lerdo, de conducta anodina y pesebril, fanáticos de rito y pandereta: Mi indiferencia.
A esas gentes de condición humilde, simples por fatalidad, que duermen su existencia al arrullo de un vaso de vino: Mi consideración
A esos mandarines que presumen de honorables y han construido su blasón con el arte soez del pillaje y la cetreria: Mi repulsa.
A los que ejercitan la honradez aun en las garras de su indigencia, a los que la vida les negó hasta el nombre, a aquellos que ambicionan dignidad: Mi admiración
A esas gentes ebúrneas con osamenta de oro, borrachos de codicia y ahítos de ambición: Mi desprecio
A mí, titiritero de pensamientos, blasonado de cordura y honestidad, ebrio de dignidad y harto de cobardía: Mi misericordia.
Amen.


DIALOGOS ENTRE DIOS Y EL DIABLO

SATANAS.- Estoy harto, divinidad, harto de que esa patulea humana use continuamente mi nombre como insulto y descalificación. No hago más que leer en los periódicos como los unos le llaman Satán al mamarracho ese de Bin Laden y los otros le llaman Demonio al prepotente Busch. Me ningunean, divinidad, me ningunean sin ningún escrúpulo y eso no se puede consentir.
DIOS.- ¡Ah!, pues lo siento. Yo no quiero saber nada. Que cada palo aguante su vela. Además, no se ponga usted así que no es para tanto.
SATANAS.- ¿Qué no es para tanto?. ¡Anda!, que no se ponía su divinidad como un basilisco cuando antaño, carreteros, comerciantes, agricultores y enfín, gentes de condición pueblerina y plebeya blasfemaban a la orden del salterio. Pero claro, ya se encargó usted de tildar como pecado esos exabruptos escatológicos y ahora, que raramente se escuchan juramentos malsonantes en contra de su divinidad o de sus allegados, se lava las manos y me deja en la estacada mas “tirao” que una colilla.
DIOS.- Hombre, no compare. Una cosa es que las gentes empleen su patronímico como apelativo socarrón y otra bien distinta es que usen mi nombre en vano. Eso está esculpido en mis Mandamientos.
SATANAS.- ¡Coño!, pues haga usted una modificación en los mismos e incluya mi nombre dentro del segundo mandamiento. ¿Qué tal, “No tomarás el nombre de Dios ni de Satán, en vano”?. Eso sería más justo; ¡vamos!, pienso yo, porque tal y como están las cosas a mi me toman por el pito de un sereno
DIOS.- Creo que ha perdido usted el juicio.
SATANAS.- Pues no veo por qué. ¿No están los políticos ronroneando con sus estatutos autonómicos a fin de clavar el diente en la Constitución?. Y eso que sus artículos no llevan tres mil quinientos años de vigencia como llevan sus Mandamientos. ¡Que no hay nada inamovible, divinidad!
DIOS.- Es usted peor que el señor Rovira.
SATANAS.- Bueno, al grano. ¿Cambia usted los mandamientos o...
DIOS.- ¡Que no, coño!. ( Ya me está sacando de mis casillas ). Los Mandamientos ni tocarlos.
SATANAS.- Y yo, ¿qué diablos hago para salvar mi honor?, porque le repito que estoy harto de que toda esa caterva de mangarranes empleen mi nombre para insultarse, vejarse, calumniarse...
DIOS.- Bueno, hay una opción. Cámbiese usted de nombre usando el Santo Sacramento de la Confirmación.
SATANAS.- Está usted de broma, ¿verdad?. ¿Cómo voy yo a abrazar un Sacramento?. ¡Hombre, divinidad,! eso haría polvo mi reputación.
DIOS.- Usted verá. O lo toma, o lo deja.
SATANAS.- Lo dejo, ¡naturalmente!. Es preferible vivir injuriado que ceñirse a esas pamplinas sacramentales.
DIOS.- Pues ya está todo dicho así que siga usted por su camino. ¡Puerta!.
SATANAS.- Amén, divinidad, amén. ¡Qué carácter!
DIOS.- Vaya usted con Dios
SATANAS.- ¡¡Y una mierda!!.



AZ XXXV

Llamé a la puerta y pregunté al criado si estaba su señor. ¿Quién desea saberlo? - interpeló el lacayo -. Yo mismo, respondí. Y.. ¿cuáles son sus credenciales?. Soy persona; un humano de bien; un semejante. Lo siento, respondió, mi señor no se encuentra aquí.
Algún día después, llamé a la misma puerta y presenté mi tarjeta de visita en la que figuraban sólo mi nombre plebeyo y mis vulgares apellidos. El fámulo me dijo que esperara, que iba a ver si su amo estaba en casa. Al rato, respondió que el señor había salido.
Volví a tocar el timbre, embozado mi rostro, y dije al mayordomo que D. Segismundo López de Aranda y Ruiz de Castroverde, conde de Villa Clara, doctor en Medicina, consejero del Banco.... deseaba ver al señor. De inmediato, y con una exquisita corrección, me pasó a su presencia. Charlamos, y era tal el interés del lord por mi locución que bendecía el momento de nuestro encuentro. Hasta pude entrever que mi enunciado causaba admiración en mi escuchante.
Me pareció mezquina mi mentira y confesé que lo de los títulos y hasta el nombre, era de mi invención.
¡Bribón! espetó malhumorado. ¡Fuera de aquí, patán!. ¿Crees que mi tiempo, mi atención y mi interés se puede compartir con el villano?


ESAS ABSURDAS COSAS

Soy en la tierra lo que Dios en los cielos. Mi soberanía es tan extensa que llego adonde pueda llegar tu pensamiento y mi dominio tan grande que puedo hacer realidad la mayoría de tus sueños. Estoy por encima del poder y de la sabiduría. Donde estamos, llego incluso más alto que Dios. Manejo todo aquello que me apetece manejar y soy juez y parte de vuestras vidas.
Sois tan imbéciles que vosotros mismos me habéis creado sin que en un principio estuviera dentro de los códigos de la vida, y es tanta vuestra estupidez que dejais incluso vuestra existencia por poseerme mientra yo miro, con sorna, desde mi atalaya. Tengo el privilego de mirar desde ella las ridículas luchas, incluso sangrientas luchas, que lidiáis por mi posesión. Soy como una ebúrnea odalisca de las mil y una noches. Me divierte veros danzar como marionetas al rumor que tarareo y tengo la arrogancia de llamaros necios sin que vuestra gallardía manifieste siquiera un gesto airado por mi petulante oprobio. Me recreo con vuestra humillación sin temor a la asonada pues vosotros sabéis que soy indestructible. ¿Mi nombre?, - ya es hora de que os lo diga - es tan genérrico como el de Dios: Habéis tenido a bien llamarme DINERO.
Si os place, y así creéis salvar vuestro pudor mezquino, contáis con mi anuencia para cambiarme el nombre. Conservaros en formol, mentecatos.

EN EL SUEÑO DE VAYU

Hoy no pululan por mis adentros esos fantasmas reaccionarios que visten de negro mi tiempo de condena. Hoy copulan con mi alma los lúmeres del cariño, del afecto, de la solidaridad. Allá, perdida en el tiempo, habita.
Habita un alma tras una nebulosa de tragedia. Sus ojos de miel liban el hilo de Ariadna y va de su corazón a sus asuntos tras una huella invisible de esperanza. Allá esta, escondidda en su akasha, en mi éter, con una alacena de cristal donde se apoyan sus mariposas.

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En un paisaje onírico amamantado por los pechos de la realidad, meditaba, en el último peldaño de una escalera de piedras viejas, un anciano de barbas blancas y de nombre sabiduría. A sus pies, en el primer peldaño, su discípulo seguía con atención las doctas enseñanzas.
Todas la mañanas desfilaban por el camino gentes de toda condición que saludaban y reverenciaban al anciano sabio. Entre ellos, un joven seguía el rito de la veneración con el rostro triste y dolorido, reflejo fiel de su cojera.
“Maestro, ese hombre parece afligido y atormentado. ¿Es porque anda cojo?”
“Cierto. El malestar se debe a su caminar renqueante. Tiene una esquirla en su zapato”
“¿Y no puede sacársela, maestro?”
“Habrá un día en que le salga sola”
Pasaron soles y lunas y lluvias y sequías y gentes nuevas gastaban con sus romerias el camino viejo donde el anciano tenía su santuario. El alumno seguía sentado en el umbral de la escalera.
“Maestro, hace tiempo que no veo pasar al hombre cojo”
“No, ya no pasará nunca. Desapareció la esquirla de su zapato”
“No entiendo maestro. Si desapareció la causa de su dolor, podría seguir venerándote con más alegría”
“Imposible catecúmeno, imposible. La esquirla de su zapato, se llamaba vida”


HUMANO

Hay un viejo dilema que enfrenta al sentimiento y a la razón. Casi siempre, - yo diría que siempre - irracionalmente se impone el sentimiento. ¿Por qué?. ¿No somos animales RACIONALES?. ¿No debería ser la RAZON el motor de esta especie llamada humana?.
Decidido, voy a cambiar el significado de la acepción. Humano: animal sentimental. ¿Vale?.

SIN PALABRAS

Releo a Descartes: "Cogito ergo sum"...
Salgo a la calle y veo ese hormiguero descerebrado y vociferante postulando su necedad, ahítos de vanidad y egolatría, como dioses horteras de un Olimpo de sainete. Ahí van hablando de todo sin saber de nada, con la testa preñada de serrín y un encefalograma plano sobre sus hombros. Me acerco a ellos por si mi visión fuera producto de mi fantasía. Pero no. Los palpo, los oigo, los veo, los huelo, los siento, los sufro. Es verdad, ¡EXISTEN!.
Me vuelvo a mi gayola y, furibundo, le lanzo una pedorreta el bueno de Descartes.

AZR XXVI

Hoy ha entrado un ladrón en mi casa de sueños zarandeando los muebles de mi palacio y hurgando en las gavetas de mi fortuna. Después de su afanoso registro, nada cogió de lo que allí moraba. Es más, salió veloz con gesto de desdén, herido en el orgullo de su lucro. Mis tesoros son nidos de serpientes, pozos de lágrimas, tulipanes negros de hediondos aromas. Por eso mi palacio no tiene puertas ni ventanas, ni siquiera la verja negra de un campo santo. No buscan el calor de sus paredes ni los mendigos ebrios, ni los leprosos, ni los rufianes, ni los condenados. Mi castillo está a salvo hasta de los profanadores de sueños

AZB XIII

Me encontré un día tan perdido, tan angustiado, tan impotente, tan derrotado que se me ocurrió aliarme con Lucifer y así, con las mieles del pacto, libar al menos por un momento el triunfo y el descanso. Al preparar mi dote de compromiso nada pude ofrecer a mi marchante; y ni el mismo demonio aceptó el trato

¡OJO!

¡OJO!

- Tía, te has pasado. Denunciarlo por mirarte detenidamente..
- De mirarme, nada. ¡Escrutarme!, tío, ¡escrutarme!. Pero...¿has visto?, si me ha hecho una radriografía de pectorales, hombre. ¿Te has dado cuenta?. Me ha clavado los ojos en el escote y sin ningún rubor ni recato se ha pasado al menos tres minutos sin parpadear, con esa mirada lasciva y sucia. ¡Que horror!. Es que ni pestañeaba; ¡qué descaro!. Además sin conocerlo de nada.
- Sigo pensando que te has pasado. Una denuncia es una cosa muy seria. De momento el hombre duerme esta noche en el "talego"
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- Señor inspector, soy el abogado de don Cosme, ¿de qué se le acusa?
- Pues mire usted, ha sido denunciado por acoso sexual. Según la denunciante, su cliente la miró fijamente al escote durante al menos tres minutos don una mirada libidinosa.
- ¡Coño!, (a ver si va a funcionar lo de "Lourdes")
- ¿Como dice?
- Nada, nada señor inspector. Pudiera ser que mi cliente mirara por azar al escote de la demandante. Y digo por azar porque, sencillamente, mi cliente es ciego de nacimiento
.

Caso número 345/2009. Don Cosme pasó a disposición judicial y fue juzgado por la Juez titular del juzgado número 6. Se le condenó a cadena perpetua.

CRÓTALOS

"Si obedeciera a mis primeros impulsos, me pasaría los días escribiendo cartas de injurias y de despedida"
E.M. CIORAN.


Me despierto, como todos los días, con Radio 2. Hoy, en ese coletazo de anestesia, envío por delante a mi espectro a visitar el día. Impávido e indiferente lo recibe con sus "tentadoras" ofertas: Rutina, lucha, artritis, monotonía, sobresaltos..., quizás, si las hadas están generosas, alguna función recreativa que te sirve para engañar al tiempo. Poco más. Al lado, pululando, toda esa fauna de dictadores que mandan y prohiben. Los de amplia sonrisa y navaja en el fajín. Los de ademanes amables y piel de vampiro. Papistas, predicadores, medradores y la patulea irreverente con su bandera de "necio" pegado a su epidermis.

AZB XXX

Por ahí veo pasar, a través de mi cristal tiznado, seres de mi misma condición, (supongo humana), con lazos de colores y sonrisas voluptuosas y postizas celebrando el sol de la mañana. Ufanos tras la miel de la mentira, ebrios de ignorancia, vanidosos por sus palacios de cartón y orgullosos de su tino en las cacerías. Por ahí pasan en sus limosinas con trajes de seda y manos de oro, envueltos en caviar y en ambrosías, pisando con sus botas de general a los seres borrachos de indigencia, (supongo humanos). Ahí se ven paseando, cadena en mano, a su dócil faldero de compañía, hombre de gris y pardo de rostro temeroso y arrugado, payaso de las gracias de su amo, desertor de su raza, (supongo humano). Pasan por ahí con su arsenal de uranio, con dardos de curare, subidos en sus pegasos tras el rastro famélico de su presa asustada, muñecos de sus juegos, peones de ajedrez de su yantar vampiro acurrucados en las grietas hediondas de un mundo ciego. Se hacen ver en las fiestas de liturgias con el sayón de almíbar, ocupando los bancos de terciopelo, con óbolos de miel que entregan con aflicción mordaz al oficiante, sátrapas de sectas sibilinas con escapularios de misericordia, (supongo humanos), que devoran las viandas de sus cautivos en las mismas mesas que sus tutores. Ahí están ufanos en los tronos sangrientos de sus circos, pulgar en tierra, como nerones ávidos de fiestas, pirómanos orates de las baldías súplicas de sus esclavos. Yo los veo pasar a través del cristal de mi ventana, absorto, anonadado, ciego de ira, impotente, blasfemo, títere de mi vida, (supongo humana), esperando las campanadas negras de la noche para verles sus vestes acanguelonadas por el rostro de cera de su Artemisa.

AZB IX

El hombre que siempre va conmigo, con el que diserto en los muchos momentos de soledad, hace tiempo que ha enmudecido. Creo que se le han gastado ya los pensamientos y prefiere el silencio a la reiteración. Ahora, yo voy a tener que llenar mi retiro absorto en la nada o en la contemplación. ¿Y él?. ¿Qué hará el hombre que siempre va conmigo para llenar su tiempo?.

AZ VIII

AZ  VIII

Esperaba encontrar las espigas granadas en tiempo de cosecha. Pero no fue así. Por lo visto, borracho, regué con orín los surcos de mi sembrado

AZBR VII

El hombre es un mutante con aspecto de hombre, un ente mentiroso con alma de cartón, un loco proxeneta con alas de paloma, un títere de estiércol, un mediocre bufón. Me salgo del teatro abatido y perplejo. Allá, cuelga un espejo. Me invade el desaliento, el miedo, el desengaño. Mis pasos se detienen. Me vuelvo a la función