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mnez

AZ XXXV

Llamé a la puerta y pregunté al criado si estaba su señor. ¿Quién desea saberlo? - interpeló el lacayo -. Yo mismo, respondí. Y.. ¿cuáles son sus credenciales?. Soy persona; un humano de bien; un semejante. Lo siento, respondió, mi señor no se encuentra aquí.
Algún día después, llamé a la misma puerta y presenté mi tarjeta de visita en la que figuraban sólo mi nombre plebeyo y mis vulgares apellidos. El fámulo me dijo que esperara, que iba a ver si su amo estaba en casa. Al rato, respondió que el señor había salido.
Volví a tocar el timbre, embozado mi rostro, y dije al mayordomo que D. Segismundo López de Aranda y Ruiz de Castroverde, conde de Villa Clara, doctor en Medicina, consejero del Banco.... deseaba ver al señor. De inmediato, y con una exquisita corrección, me pasó a su presencia. Charlamos, y era tal el interés del lord por mi locución que bendecía el momento de nuestro encuentro. Hasta pude entrever que mi enunciado causaba admiración en mi escuchante.
Me pareció mezquina mi mentira y confesé que lo de los títulos y hasta el nombre, era de mi invención.
¡Bribón! espetó malhumorado. ¡Fuera de aquí, patán!. ¿Crees que mi tiempo, mi atención y mi interés se puede compartir con el villano?


6 comentarios

mnez -

Desgraciadamente, en este engendro que el hombre ha creado y que se llama sociedad, tanto tienes tanto vales. Los oropeles son los que abren y cierran las puertas, unas puertas hechas de inquina y estulticia porque nadie es más que nadie.

Laura -

Hola!
Pues ya ha estado compartiendo su tiempo, su interés, etc., con un villano, y si antes le causaba admiración, un título de villano no tiene porqué cambiar eso.
Saludos

Trini -

Eso demuestra que siempre hay que ir con la cara al descubierto así nadie podrá herirnos por la espalda con sus desdenes.

Saludos

Isthar -

Nunca comprenderé los prejuicios.

El único que demostro sin duda poca clase fue precisamente el clasista.

Conchi -

Está claro que no se puede ir con moral a un sitio en el que no saben lo que es. Normalmente, como dice Julio, entrar en esos sitios, es un error.
Un beso, guapo.

Julio -

Yo diría que se equivocó de puerta. No se qué pensaba conseguir llamando a esa.

Un abrazo