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REFLEXION

Si me río de los que me rodean soy perverso e inhumano; si muestro indiferencia, altivo y altanero; si los denosto, engreido, prepotente y cruel. Así pues, yo me voy a la nada. Quedaos vosotros con esta vida "tan generosa"

AZB 235

Yo no quiero sonrisas que despiertan nostalgia. Tampoco quiero lágrimas de angustia o de dolor. Yo quiero ser amorfo, inanimado, pasajero del tiempo, un cromo de la vida sin color ni atención. No engendran las pasiones mas que horribles combates, fantasías pueriles de placer o dolor, cicatrices que anidan en la huella de tus pasos hasta el último adiós. No quiero despedidas, ni afectos, ni recuerdos. No me deis fantasías en forma de cariño, ni me vendaís un alma que procede de Dios. Solo anhelo el olvido. Lo demás, lo que quiero de mí, lo pediré a mi yo.

LAS HUELLAS DE MACHADO

Al YBRIS Machadiano

Yo soy conocedor del alto llano numantino, de esas tierras por donde traza el Duero su curva de ballesta y en soledad recorro - tadavía - los campos sin arado, caminos sin mesones, pueblos raídos de abandono, roquedas donde el buitre de anchas alas rompe el puro azul del cielo. Aquí, donde el invierno muerde, donde el río fluye por hoces y barrancas, por serrijones de maleza oscura y encinas pardas voy de la mano del silencio tras esa primavera tarda. Camino en soledad por la vereda de los chopos del río que tienen sus cortezas con iniciales de nombres de enamorados y cifras que son fechas. Voy entre mi soliloquio y el batir de las hojas de los álamos que ululan al graznar de la corneja. Por estas tierras frías de Castilla, donde habita el olvido, mi corazón camina solitario en busca de una rama verdecida.

INGENUIDAD

Me habían dicho que existían las estrellas.
y miré al cielo en busca de su luz.
La carpa del circo estaba formada por oscuros nubarrones
y mis pupilas acertaban sólo con un negro azabache.
Me arrastré a tientas en la oscuridad
destrozando mi cuerpo con los cardos y piedras del camino
hasta alcanzar el otero del horizonte.
A él subí en busca del resplandor de las estrellas.
Desde su cima volví a mirar arriba,
tras la huella invisible de esa luz de quimera .
Seguían mis ojos ciegos.
Seguían las nubes negras por encima de mí.
Cansado de esperar en mi gayola, hube de volver a tientas
a la jaula onerosa de mi existencia.
Me habían dicho que existían las estrellas......


DIALOGANDO

- ¿De dónde vienes?
- Del bar de la esquina
- No, hombre, no. Te pregunto por tu origen, dónde estabas antes de llegar aquí.
- Ah!, pues según consta en mi partida de nacimiento..
- ¡Basta! no te hagas el loco. Sabes a qué me refiero
- A ver, déjame que lo piense. ¡Y yo qué sé de dónde vengo!. Además, me importa un rábano
- Está bien, está bien. No te alteres. Dime al menos adónde vas
- ¿Y a ti qué te importa? ¡Adónde voy! Pues mira, al mismo sitio al que vas tú. ¿Sabes adónde vas tú? Pues eso. LLevo tu mismo destino; y el mismo de aquel que nos observa; y el mismo del que nos ignora
- Ya. O eres un cínico o eres un estúpido. Te estoy preguntando por...
- Bueno, ¡basta ya! ¿Quién eres tú para interrogarme?
- ¿No me reconoces?
- ¿Debería?
- ¡Naturalmente! Yo, soy tú

ETIQUETAS

Heme aquí, en ésta reflexión matutina, exhalando indignación hasta llegar al exabrupto. Me fastidia, me indigna, me enoja - en el lenguaje llano, me jode - esa maldita manía de poner etiquetas a los que pululan a nuestro alrededor. Ocurre que basta un gesto o una expresión para endiosar o demonizar a alguien a quien tan sólo conocemos de vista o hemos cruzado cuatro palabras con él. Esto, convertido en práctica habitual, llega a estigmatizar al aludido al que se le colocan atributos - generalmente negativos - que nada tienen que ver con la realidad. Uno puede levantarse siendo un chulo, un estirado, un hijo de puta o un cabrón por el mero hecho de ser introvertido, adusto o distante. Deshacer el entuerto es casi imposible porque quienes califican suelen ser - para más inri - gentes ajenas al calificado que dificilmente participarán en sus intimidades. Así pues, uno es aquello que engalanan sus aduladores o aquello que encanallan sus detractores. ¡Que les den!. Yo, emigro a Marte.

LA SOMBRA DE LA VIDA

Camino, mascarado de una barba de plata
que rihela en la corteza enmohecida
de la luna de otoño de un ciprés.
Viajo entre marismas de almas mudas
penitentes de vida. Peregrino de fuego,
nazareno de hielo, pabilo consumido
entre la cera parda de un candil.
Siegan mi espalda navajas de pecado.
El huracán macera la hiel de mis heridas
infestas de gusanos hedorosos
como lepra asesina de un Molocay maldito.
Campo yermo, jardín de crisantemos,
sagrados comediantes con casullas de hollín,
lúmeres recelosos de sus duendes,
medusas homicidas con mieles de ponzoña,
griales pestilentes con sangre de veneno,
vertederos de sombras fermentadas de negro
que los dioses envuelven con lazos de colores
y un celofán festivo y elegante
ahogado en el glamour de un pachulí.


REFLEXION

Hace tiempo que me senté en el poyo de mi zaguán sin más objetivos que oir el latido de mi corazón e inhalar el humo de mi cigarro porque hace una eternidad que la vida no me oferta ninguna ilusión. ¿Habré perdido la capacidad de engañarme?

REBELDE CON CAUSA

Hace tiempo que me harté de las imposiciones sociales. Ese monstruo policéfalo, vigilante perpétuo de nuestra conducta, llegó a ordenarme
ya en mi infancia comer turrón en Navidad, tomar la uvas en fin de año, regar las comidas opíparas con Cava, hacer regalos en Reyes, enviar postales con mensajes de paz... Pero un día me negué. Como suena: me negué. Con la potestad que me dan los años le planté cara y le dije ¡basta! Ni turrones, ni uvas, ni Cavas, ni regalos. ¡Basta!
Yo elijo el día que quiero emborracharme y me atiborro de colesterol cuando se me antoja; por tanto, despido el año cenando un huevo frito como todas las noches y acostándome a las once y media como de costumbre. (Cuestión de dignidad)
¡Ah!, lo de feliz Navidad y Año Nuevo y todas esas frases hechas, va tambien en el lote. La buena gente siempre desea felicidad tanto el 24 de Diciembre como el 3 de Marzo o el 6 de Junio. Ya está bien de rendir pleitasía al Corte Inglés, ¡Coño!.

ESAS ABSURDAS COSAS

Soy en la tierra lo que Dios en los cielos. Mi soberanía es tan extensa que llego adonde pueda llegar tu pensamiento y mi dominio tan grande que puedo hacer realidad la mayoría de tus sueños. Estoy por encima del poder y de la sabiduría. Donde estamos, llego incluso más alto que Dios. Manejo todo aquello que me apetece manejar y soy juez y parte de vuestras vidas.
Sois tan imbéciles que vosotros mismos me habéis creado sin que en un principio estuviera dentro de los códigos de la vida, y es tanta vuestra estupidez que dejais incluso vuestra existencia por poseerme mientra yo miro, con sorna, desde mi atalaya. Tengo el privilego de mirar desde ella las ridículas luchas, incluso sangrientas luchas, que lidiáis por mi posesión. Soy como una ebúrnea odalisca de las mil y una noches. Me divierte veros danzar como marionetas al rumor que tarareo y tengo la arrogancia de llamaros necios sin que vuestra gallardía manifieste siquiera un gesto airado por mi petulante oprobio. Me recreo con vuestra humillación sin temor a la asonada pues vosotros sabéis que soy indestructible. ¿Mi nombre?, - ya es hora de que os lo diga - es tan genérrico como el de Dios: Habéis tenido a bien llamarme DINERO.
Si os place, y así creéis salvar vuestro pudor mezquino, contáis con mi anuencia para cambiarme el nombre. Conservaros en formol, mentecatos.

EN EL SUEÑO DE VAYU

Hoy no pululan por mis adentros esos fantasmas reaccionarios que visten de negro mi tiempo de condena. Hoy copulan con mi alma los lúmeres del cariño, del afecto, de la solidaridad. Allá, perdida en el tiempo, habita.
Habita un alma tras una nebulosa de tragedia. Sus ojos de miel liban el hilo de Ariadna y va de su corazón a sus asuntos tras una huella invisible de esperanza. Allá esta, escondidda en su akasha, en mi éter, con una alacena de cristal donde se apoyan sus mariposas.

HUMANO

Hay un viejo dilema que enfrenta al sentimiento y a la razón. Casi siempre, - yo diría que siempre - irracionalmente se impone el sentimiento. ¿Por qué?. ¿No somos animales RACIONALES?. ¿No debería ser la RAZON el motor de esta especie llamada humana?.
Decidido, voy a cambiar el significado de la acepción. Humano: animal sentimental. ¿Vale?.

SIN PALABRAS

Releo a Descartes: "Cogito ergo sum"...
Salgo a la calle y veo ese hormiguero descerebrado y vociferante postulando su necedad, ahítos de vanidad y egolatría, como dioses horteras de un Olimpo de sainete. Ahí van hablando de todo sin saber de nada, con la testa preñada de serrín y un encefalograma plano sobre sus hombros. Me acerco a ellos por si mi visión fuera producto de mi fantasía. Pero no. Los palpo, los oigo, los veo, los huelo, los siento, los sufro. Es verdad, ¡EXISTEN!.
Me vuelvo a mi gayola y, furibundo, le lanzo una pedorreta el bueno de Descartes.

¡OJO!

¡OJO! - Tía, te has pasado. Denunciarlo por mirarte detenidamente..
- De mirarme, nada. ¡Escrutarme!, tío, ¡escrutarme!. Pero...¿has visto?, si me ha hecho una radriografía de pectorales, hombre. ¿Te has dado cuenta?. Me ha clavado los ojos en el escote y sin ningún rubor ni recato se ha pasado al menos tres minutos sin parpadear, con esa mirada lasciva y sucia. ¡Que horror!. Es que ni pestañeaba; ¡qué descaro!. Además sin conocerlo de nada.
- Sigo pensando que te has pasado. Una denuncia es una cosa muy seria. De momento el hombre duerme esta noche en el "talego"
...........................................................
- Señor inspector, soy el abogado de don Cosme, ¿de qué se le acusa?
- Pues mire usted, ha sido denunciado por acoso sexual. Según la denunciante, su cliente la miró fijamente al escote durante al menos tres minutos don una mirada libidinosa.
- ¡Coño!, (a ver si va a funcionar lo de "Lourdes")
- ¿Como dice?
- Nada, nada señor inspector. Pudiera ser que mi cliente mirara por azar al escote de la demandante. Y digo por azar porque, sencillamente, mi cliente es ciego de nacimiento
.

Caso número 345/2009. Don Cosme pasó a disposición judicial y fue juzgado por la Juez titular del juzgado número 6. Se le condenó a cadena perpetua.

CRÓTALOS

"Si obedeciera a mis primeros impulsos, me pasaría los días escribiendo cartas de injurias y de despedida"
E.M. CIORAN.


Me despierto, como todos los días, con Radio 2. Hoy, en ese coletazo de anestesia, envío por delante a mi espectro a visitar el día. Impávido e indiferente lo recibe con sus "tentadoras" ofertas: Rutina, lucha, artritis, monotonía, sobresaltos..., quizás, si las hadas están generosas, alguna función recreativa que te sirve para engañar al tiempo. Poco más. Al lado, pululando, toda esa fauna de dictadores que mandan y prohiben. Los de amplia sonrisa y navaja en el fajín. Los de ademanes amables y piel de vampiro. Papistas, predicadores, medradores y la patulea irreverente con su bandera de "necio" pegado a su epidermis.

COMO LA VIDA MISMA

Una tenue calima arropa el cauce reposado del pequeño Duero. Amanece. Las hierbas de la orilla tienen todavía en su rostro las lágrimas del rocío. Se oye el canto de algún pajarillo sin nombre escondido entre las ramas del pino albar y ese sonido a paz que da el silencio del bosque en la alborada. Paseo abstraído del mundo y dueño del paisaje, como un señor feudal por las almenas de su castillo. El sol se despereza por las pinéculas verdes del horizonte y lanza su primer bostezo de calor. Ya aparecen danzando en el espejo los primeros mosquitos de la mañana y veo alguna margarita, con el talle amarillo y la cofia blanca, en un gualdo mar de campanillas. Allá revolotea alguna golondrina.
Riiing.
El teléfono me ha vuelto a despertar. Estoy en mi despacho sentado frente a mi mesa desordenada. Ni hay campo, ni flores, ni pájaros ni amanecida. Pero....le he robado media hora, -según indica mi reloj- a mi vida tediosa.