ESAS ABSURDAS COSAS
Soy en la tierra lo que Dios en los cielos. Mi soberanía es tan extensa que llego adonde pueda llegar tu pensamiento y mi dominio tan grande que puedo hacer realidad la mayoría de tus sueños. Estoy por encima del poder y de la sabiduría. Donde estamos, llego incluso más alto que Dios. Manejo todo aquello que me apetece manejar y soy juez y parte de vuestras vidas.
Sois tan imbéciles que vosotros mismos me habéis creado sin que en un principio estuviera dentro de los códigos de la vida, y es tanta vuestra estupidez que dejais incluso vuestra existencia por poseerme mientra yo miro, con sorna, desde mi atalaya. Tengo el privilego de mirar desde ella las ridículas luchas, incluso sangrientas luchas, que lidiáis por mi posesión. Soy como una ebúrnea odalisca de las mil y una noches. Me divierte veros danzar como marionetas al rumor que tarareo y tengo la arrogancia de llamaros necios sin que vuestra gallardía manifieste siquiera un gesto airado por mi petulante oprobio. Me recreo con vuestra humillación sin temor a la asonada pues vosotros sabéis que soy indestructible. ¿Mi nombre?, - ya es hora de que os lo diga - es tan genérrico como el de Dios: Habéis tenido a bien llamarme DINERO.
Si os place, y así creéis salvar vuestro pudor mezquino, contáis con mi anuencia para cambiarme el nombre. Conservaros en formol, mentecatos.
Sois tan imbéciles que vosotros mismos me habéis creado sin que en un principio estuviera dentro de los códigos de la vida, y es tanta vuestra estupidez que dejais incluso vuestra existencia por poseerme mientra yo miro, con sorna, desde mi atalaya. Tengo el privilego de mirar desde ella las ridículas luchas, incluso sangrientas luchas, que lidiáis por mi posesión. Soy como una ebúrnea odalisca de las mil y una noches. Me divierte veros danzar como marionetas al rumor que tarareo y tengo la arrogancia de llamaros necios sin que vuestra gallardía manifieste siquiera un gesto airado por mi petulante oprobio. Me recreo con vuestra humillación sin temor a la asonada pues vosotros sabéis que soy indestructible. ¿Mi nombre?, - ya es hora de que os lo diga - es tan genérrico como el de Dios: Habéis tenido a bien llamarme DINERO.
Si os place, y así creéis salvar vuestro pudor mezquino, contáis con mi anuencia para cambiarme el nombre. Conservaros en formol, mentecatos.
10 comentarios
Trini -
Saludos
Anónimo -
JULIO:Bueno, te concedo el beneficio de la duda en cuanto a ser pensante. "De diez cabezas, nueve embisten y una piensa" (Machado). Ahora bien, lo de alcanzar la plenitud - buen vacile - no admite comentario porque estaríamos negando la mayor.
julio -
Por poco tiempo hemos coincidido.
Un abrazo
Fernando -
mnez -
IBRIS:Nunca se sabe, nunca se sabe.Uno va esculpiendo a lo largo de su vida principios A PRIORI infranqueables, indestructibles, no negociables; y así es y así parece mientras su vida no traspase el umbral de un equilibrio. ¿Pero?... ante un hecho cierto, no hipotético, de una circunstancia determinaddad ¿quién puede estar seguro de su reacción?. Yo, desde luego, no.
ISTHAR:Pues yo,hablando de forma genérica, me uno al grupo que defiende lo de felicidad-dinero. No afirmo categóricamente que quien lo posea SEA necesariamente feliz, - y aquí entraríamos en la disertación de qué es la felicidad y llegaríamos a una conclusión de utopía - pero,si felicidad se aproxima a estado de bienestar, el dinero es el medio para conseguirlo.Repito que hablo de forma genérica, sin entrar en las excepciones que confirman la regla. Por arriba, el hombre adinerado no podrá comprar tiempo;por abajo, Diógenes tampoco es un buen ejemplo.
SORROW:Algo bueno tiene que quedar para los indigentes
JULIO:¿Satisfacción? en su medida, como tu bien dices. El hombre es un ser insatisfecho porque tiene la capacidad de pensar.
Julio -
¡HEMOS COINCIDIDO!
Un abrazo
Sorrow -
Isthar -
Seguro que es un truco publicitario del dinero hacernos creer que la felicdad es algo que esté en compra-venta.
Ybris -
Aprovecho los momentos de estar por aquí con tiempo ya pagado para mandarle mi corte de mangas.
Porque todavía conservo mucho que el dinero jamás podrá comprar.
Un abrazo.
El mono azul -